
La joven Olivia Curtis está muy emocionada por su presentación en sociedad. ¡Por fin acudirá a un baile! En los días previos todos son preparativos para el gran día. La ilusión con la que espera este acontecimiento irá empañándose poco a poco. Sus sueños y esperanzas de futuro están identificados con este baile. Tras su llegada a la fiesta Olivia comienza a vislumbrar la realidad de la vida. Nuestra protagonista se encuentra con diversos invitados con los que comparte distintos episodios; los hay alegres, cómicos y algunos con un fondo dramático. El ruido y la algarabía que se respiran en el ambiente no son más que una cortina de humo: Hay pequeños y grandes dramas, destacar al encantador vecino enfermo, que tras la fiesta seguirán existiendo. Observamos además de primera mano la soledad. Olivia deambula por la sala sin que nadie la invite a bailar. Camina sin destino con el único deseo de esconderse en el guardarropa hasta que todo termine. Menos mal que también hay un inesperado príncipe azul.
Como he dicho al incio la autora identifica este acontecimiento con el paso a la edad adulta. Se abandona la inocencia de la juventud por algo muchas veces no tan feliz. El futuro y sus responsabilidades surgen como algo enorme("era una profecía de mudanzas, de errores, de soledad y desventura de una pesadumbre difícil de soportar").
Olivia por lo tanto aparece como una heroína, pero una corriente. Es una muchachita como todas. Lo que la hace distinta de las demás es su sensibilidad("experimentó un súbito descorazonamiento al pensar, de modo seminconsciente, que todavía no se había encontrado a sí misma") Siente todo con una gran intensidad. Es además como hemos mencionado muy soñadora y dulce. Me recordó a Marianne Dashwood de Sentido y Sensibilidad, de la misma manera que su hermana Kate, con la que Olivia acude al baile, la identifico con Elinor. A diferencia de su hermana es mucho más cerebral. Sufre pero siempre interiormente. Además es mucho más madura que Olivia, lo que le permite sortear con éxito los entresijos de las relaciones sociales.
Me ha parecido una forma de narración muy moderna. Cotidianeidad que esconde un profundo simbolismo. Me ha encantado.
Invitación al Vals(1932)
Rosamond Lehmann
Ediciones Lauro